Blog de Divulgación Científica. Nació como un espacio para que los estudiantes de las asignaturas de "Comunicación de las Ciencias Biológicas" y "Educación Ambiental" de la Lic. en Biología, CUC-Universidad de Guadalajara compartieran sus trabajos finales. Estamos en proceso de crecimiento, por lo que invitamos a la comunidad estudiantil, profesorado y público en general a enviar sus contribuciones. Logremos que la Ciencia resuene en la sociedad.
jueves, 17 de agosto de 2023
La luz del océano
El mar alberga una gran cantidad de especies de todos los tamaños: podemos encontrar desde diminutos seres vivos del tamaño de micras como el plancton, hasta grandes colosos de hasta 30 metros de longitud como las ballenas. Entre todos ellos, se encuentran una variedad de organismos que emiten luz, esta maravilla de la naturaleza se conoce como bioluminiscencia. Este espectáculo de luz se puede apreciar tanto en el mar como en la tierra y en las costas, es uno de los más importantes atractivos turísticos de México.
Playas bioluminiscentes. Créditos de la imagen: Elaboración propia.
Para abordar este tema de una manera amena y divertida, en esta ocasión hemos preparado el cuento "La Luz del Océano", que narra la increíble historia de Eliot, Jack y Lilith en un mar de aventuras brillantes. Esperamos que sea de tu agrado.
La luz del Océano
I
Mi mejor amigo es un calamar que brilla, quizá te parezca algo increíble, ¡pero existe! El "calamar luciérnaga" es una especie tan pequeña como un encendedor, con ocho brazos y dos largos tentáculos. Su pequeño cuerpo alargado asemeja a un meteorito cayendo con su estela detrás, con su textura gelatinosa, envuelto en un montón de estrellas resplandeciendo en la noche más profunda. Esos detalles, esa forma, su sentido de fluidez, elegancia y brillo me hacen querer ser como él. Muchas personas no comprenden mi fascinación, pues vivimos en un mundo donde hasta lo real parece incomprensible. Si hay tantos allá afuera que no asumen siquiera su existencia, ¿cómo aceptarían a alguien como yo por considerarme amigo de estos asombrosos organismos?
La gente dirá que no soy más que un niño de apenas 10 años, pero yo me siento capaz de vivir a lo grande. El mundo no lo ve así, temen a lo desconocido, no creen que yo pueda ser amigo de seres como ellos, mucho menos que yo pueda adquirir la capacidad de brillar así. Dicen que no puedo vivir como un animal de la naturaleza, pero lo chistoso es que tampoco creen que tenga la capacidad de vivir como uno de ellos, y es por eso que estoy aquí, encerrado.
Aquí les presento a nuestro protagonista. Créditos de la imagen: Elaboración propia.
Esta isla, no muy lejos de la costa, es desconocida para muchas personas. Aquí retienen a muchos chicos como yo, cuya visión, sueños y conocimientos son diferentes a los que tiene el resto del mundo. Nos llaman locos, pero mi amigo el calamar luciérnaga y yo no les hacemos caso. Me gusta pensar en este encierro como unas largas vacaciones, pues realmente no hacemos nada aquí.
Tenemos televisión y libros, al menos, con los cuales no dejo de maravillarme por la gran cantidad de seres idénticos a Jack, mi amigo bioluminiscente. Mi pequeña habitación tiene una ventana con vista al mar, desde la que cada noche puedo ver a Jack salir para venir a visitarme, y a sus demás amigos también. Muchos de ellos vienen desde lejos solo para saludar, al igual que Jack, que viene desde las profundidades del Pacifico Occidental.
Cuando viene, él y yo nos comunicamos a través de nuestras mentes, y puedo decir que sus palabras que me ayudan a sobrellevar esta situación día con día. Él me motiva a vivir. Me ha contado que durante un tiempo le pasó lo mismo que a mí, que sus amigos no le creían cuando decía que podía hablar conmigo hasta que él mismo les enseñó cómo hacerlo, y desde entonces, ellos también comenzaron a visitarme. Sin embargo, ¿cómo hago yo para que me crean a mí? ¿cómo mostrarle algo a quienes se niegan a ver? Es complicado.
Las burlas crecen cada día más, a veces incluso empujones o cosas peores. De todos los chicos de aquí, creo que soy el que más molestias recibe. Los encargados del lugar tratan de ayudarme, sin embargo, es inevitable que me pase esto. La única persona que es buena conmigo es Lilith, una chica que siempre me saluda e incluso me comparte sus comidas cuando otros tiran o se comen la mía. Ella está aquí por tener el poder de transformarse en lo que quiera, incluso en un calamar brillante como Jack. Aunque claro, esto no lo hace frente a todos, porque nadie en el mundo sabría qué hacer con ella si conocieran tal maravilla, y, para ser honesto, dudo que la reacción de cualquiera fuese buena.
Jack me ayuda, pero él mismo reconoce que mi lugar no es estar aquí encerrado. Pasé mi infancia viendo luciérnagas, tratando de entenderlas, su luz, su ser. Ahora sé que brillan por una reacción química entre el oxígeno, una proteína llamada luciferina y algo llamado enzima luciferasa. En ese entonces yo iba de un lugar a otro contemplando animales, plantas y rocas. Sentía como si todo estuviera vivo, incluso el suelo. Todavía ahora siento el latido de cada cosa natural que me rodea en este planeta, siento que me llaman.
Y no podía faltar una ilustración de nuestra valiente amiga Lilith. Créditos de la imagen: Elaboración propia.
II
Jack cree que es hora de dejar este lugar, y yo también lo creo, he tomado al fin la decisión. Al principio no sabía a dónde ir, pero Jack me habló de un lugar al norte de México que cree que me podría gustar. Se llama Holbox, es un lugar cuyo nombre significa Hoyo Negro, pero contrario a eso es un lugar mágico y resplandeciente. Su brillo es debido al plancton bioluminiscente en conjunto con otros organismos que llegan a las costas durante todo el año.
Nuestro destino: isla Holbox, México.
Ha caído la noche, los miembros del personal duermen en unas cabañas del otro lado de la isla. Uno de ellos hace guardia, pero lo hemos planeado bien, pues sabíamos que hoy era el turno de Dereck, quien a las 9:00 p.m. se duerme viendo la televisión en el cuarto de recreación. Si me atrapan, me llevarán a la torre del castigo, el lugar con mayor seguridad de la isla. Esta es mi única oportunidad.
Jack ha vuelto para ayudarme desde las orillas del mar, y no ha venido solo: un gran puñado de luciérnagas logra tapar las cámaras de seguridad, mientras que otro grupo logra tomar las llaves del escritorio y traerlas hasta la puerta de mi cuarto. Hasta ahora ha sido fácil, solo hay que mantenernos silenciosos. Las luces están apagadas, pero mis pequeñas amigas logran iluminar mi camino con la suficiente cautela.
Llegamos a la puerta principal del edificio, la cual también es fácil de abrir. Para llegar a la playa y tomar un bote necesito bajar unas muy largas escaleras, pues si uso el elevador de servicio haré mucho ruido. Comienzo a bajar, con mucho cuidado de no hacer ruido alguno con mis pasos, pero entonces escucho que alguien más viene por los pasillos hacia mí.
Si ya me han descubierto, ¿qué más da hacer ruido? Será lo de menos, así que ante mi desesperación no me queda de otra más que comenzar a correr. Pero mis pies son torpes, no están acostumbrados a ir tan rápido y mucho menos por un lugar como unas escaleras, así que caigo en unos arbustos que afortunadamente amortiguan mi caída.
Los pasos se van volviendo más fuertes, así que debo guardar la calma y no hacer ningún ruido para esconderme en la oscuridad de la noche. Esos pasos son muy pesados, como si Dereck estuviera furioso conmigo por haberme escapado. En cierto modo lo entiendo. Ha llegado a la puerta, con una linterna apuntando a todas direcciones con rapidez.
Comienza a bajar poco a poco cada escalón, con los ojos muy abiertos y una mirada de enojo. ¿Realmente le molesta tanto que haya elegido irme? Parece que lo voy a averiguar, pues ocultarse es complicado.
No puedo moverme, porque haré ruido. Si me quedo inmóvil, me verá cuando bajé unos escalones más. No quiero que mi camino acabé aquí.
Baja un escalón más. Quizás pueda correr, ocultarme ya no es opción. Otro escalón, cada vez está más cerca. Debo prepararme a correr. Ya está a tan solo dos escalones para llegar al lugar donde soy totalmente visible con su luz. Debería correr, pero tengo mucho miedo. Ya solo falta un escalón. Contaré hasta tres y correré, todo saldrá bien.
Ha llegado al escalón. No pude correr.
Mi viaje ha terminado, supongo. Él me mira confundido, su cara de odio desapareció. Me pregunta qué hago afuera, como si estuviera sorprendido de verme. He caído en cuenta de que no me estaba buscando a mí, entonces... ¿a quién?
Pese a no estarme buscando, me toma del brazo con tal fuerza que puede levantarme en el aire hasta subirme a las escaleras. Parece que me llevará de vuelta, pero una luz intensa en forma humana se coloca en los arbustos del otro lado de la escalera.
“Ahí estás” dice con coraje, “vuelve a tu cuarto” dice mientras corre a los arbustos. Mientras corre, noto que con una mano sostiene su linterna y con la otra sujeta fuerte sus pantalones para que no se le caigan, ya que parecen quedarle grandes.
Ante tal situación confusa, he llegado a la conclusión de que a quien busca es responsable de eso. Entonces comienzo a bajar nuevamente las escaleras, ignorando con miedo las indicaciones de Dereck y siguiendo a mis pequeñas amigas luciérnagas.
He llegado al muelle, hay tres botes y tengo que elegir uno. Está el pequeño, para dos personas, parece ser rápido y fácil de manejar. Según he aprendido en televisión, debe tener un manual por ahí, o al menos eso espero.
Estoy por subirme, pero a los lejos escucho como unos veloces pasos se dirigen a mí. Esos no son los pasos pesados de Dereck, lo cual es evidente cuando volteo y veo que quien viene es Lilith corriendo con sus cuatro extremidades colina abajo. Brinca al bote mediano y me grita que vaya con ella. No quiero hacerle caso, pero del agua veo salir a Jack.
Jack me dice con la mirada que el camino que debo seguir es con ella, así que guiado por su luz elijo subirme al bote de Lilith. Ninguno de los dos parece saber manejar el bote, pero debemos darnos prisa ya que se escuchan fuertes pasos cada vez más cerca, y ahora parecen ser más.
Se ven varias luces venir y comenzamos a estresarnos. Todo parece perdido, hasta que mis pequeñas amigas comienzan a distraer al personal de la clínica formando figuras humanas brillantes. Aunque se ven hermosas, no son como aquella figura que vi momentos antes. ¿Acaso Lilith eligió mostrar sus poderes ante nosotros para escapar?
Lilith extiende sus brazos y con una voz calmada me dice “confía en mí”, cosa que me confunde en un inicio, pero pronto el aire y el oleaje se han vuelto más intensos, jalando del bote llevándonos poco a poco mar adentro.
Observando a la isla alejarse, veo cómo las luces de las linternas se van haciendo más pequeñas e insignificantes, mas las luces de mis pequeñas amigas se ven enormes, pues sé que a través de sus luces parpadeantes se están despidiendo de mí.
Mi viaje no acabó, he logrado salir de ahí. Lilith me acompaña, y en el mar puedo ver que Jack lo hace también. Hemos llegado al punto de no retorno.
Un destello de colores se apodera del mar en movimiento. Las olas tranquilas y el cielo despejado permiten a las medusas deslumbrar mis ojos y los de Lilith, a la par que otros amigos del océano se unen a tan bello espectáculo. Medusas Arcoíris, las llaman. Es evidente el por qué: al moverse reflejan un arcoíris en el agua. Han venido desde casi mil metros de profundidad, desde el ártico tal vez, o de Tasmania quizás, para acompañarnos.
"Medusas" arcoríris y su increíble bioluminiscencia.
Por supuesto que Jack no puede faltar. Se supone que Jack pertenece a una especie muy pequeña, pero con esos colores, esa luz, esa energía, se ve tan grande y majestuoso, acompañado de sus demás compañeros, guiando nuestra pequeña embarcación a nuestro destino.
Estamos rodeados por decenas, tal vez cientos, de criaturas fascinantes. No obstante, al menos por este momento, quien me intriga es Lilith. Quiero conocer su poder, quiero saber por qué vino conmigo. Aunque me hace reír y es sumamente amigable, no negaré que me causa muchas dudas su presencia.
Al preguntarle si era ella aquel ser de luz que distrajo a Dereck, ella lo aceptó con un orgullo curioso. Me explica que, en efecto, ella tiene el poder de cambiar de forma a cualquier ser que le plazca, pero este ser tiene que existir. “¿Un humano que emite luz?” Fue mi cuestionamiento, a lo que ella me dijo que en realidad se transformó en miles de luciérnagas, pero de aquellas que habitan en las cuevas de Waitomo en Nueva Zelanda.
Me ha maravillado el hecho de que, al igual que yo, también tiene un gusto por conocer sobre todo lo que habita en este basto mundo. Además, eso explica el porqué ese cuerpo se veía tan diferente a los que mis pequeñas amigas habían formado.
Lilith me explica, también, que su poder no se limita a un solo ser, sino a muchos de estos. Para poder transformarse, ella tiene que cambiar su alma terrenal con el de algún ser o varios que estén dispuestos a ayudarla en alguna situación. Es como si cambiaran de lugar por un momento, por unos cuantos segundos, pero la conexión que hace con ellos durante esos segundos dura en realidad eternas horas, que les permite conocerse mejor.
Le cuestiono el por qué están dispuestos a cambiar de lugar con ella, a lo que ella me responde que cada ser vivo en este planeta desea ser un humano alguna vez, aunque sea por un momento. Quizás porque los ven superiores, por curiosidad o por diversión, pero ciertamente nunca por necesidad, porque ella misma dice que no ha podido ayudarlos de ninguna manera pues son situaciones con las que solo ellos pueden lidiar.
Es ella quien siempre necesita de ellos, e incluso si ellos no piden nada a cambio, ella muestra su gratitud de alguna manera, con el amor que les expresa en todo momento con sus caricias, sus miradas y sobre todo con el gran respeto y admiración que les tiene.
Así que no cambia de cuerpo realmente, sino de lugar con ellos. A veces quisiera solamente cambiar de lugar con un pequeño calamar, nadando por las profundidades, brillando como las estrellas en el cielo, pero aquí, en nuestro planeta.
No tendría que preocuparme de nada, ni por nada. Quisiera ser un calamar luciérnaga, la unión de mis dos animales preferidos, un ser libre de toda prisión, de todo dolor, de todo. Mis piernas débiles, mi cuerpo frágil y ligero, tal vez podría dejar eso atrás y ser solamente un calamar.
Calamar luciérnaga.
Créditos de la imagen: Wikimedia.
Jack me dice que está bien querer cambiar, pero también está bien aprender a quererse como uno es. Me gustaría quererme más, pero no tengo la misma conexión de Lilith con la naturaleza, ni la libertad de Jack de ir a cualquier parte del océano. Llegar a Holbox me hará mejor.
Las olas se vuelven cada vez más brillantes, ya no solo por las medusas y calamares, sino por más y más especies. Somos miles yendo a Holbox, quizás cada uno con sus propios deseos. ¿Tiene la naturaleza tanto poder? Parece ser que sí. Veo docenas de caballitos de mar, brillantes como diamantes. Veo peces de varios tipos, incluso algunos que no conozco. Vienen de tan lejos, al igual que yo.
Holbox no es el único punto en la Tierra que tenga este poder de luz, pero en cada lugar así, al menos una vez cada muchos años, diferentes especies cruzamos nuestros caminos en dirección a nuestros deseos. Holbox está al norte de México, pero este país posee más lugares con la magia de la luz, como la Laguna Manialtepec en el estado de Oaxaca, Bucerías en la Riviera Nayarit siendo esta una de las playas más bonitas, Xpicob en el estado de Campeche, entre muchos otros lugares mágicos.
El mar brilla, ya no solo por las grandes especies que han venido, sino por las propiedades de su agua. Luciferina, ese compuesto crea todo este acto de magia tan real. Es increíble.
Luciferina: la magia detrás de la bioluminiscencia
Créditos en la imagen.
“Cada año brilla menos”, dice Jack con cierta tristeza. “Son los de tu especie quienes acaban con esta magia, mi amigo”, me dice. Es probable que Lilith y yo no seamos los primeros humanos aquí. De hecho, entre más me acerco me doy cuenta de que estamos lejos de ser los primeros. Entre el bello aire natural del lugar, se camufla un olor artificial.
Ya casi llegamos, pero detrás de nosotros vienen dos motos acuáticas. Han venido por nosotros, son el personal de la clínica.
A los lejos hay un gran barco, tal vez para llevarnos con camisas de fuerza ahí. Ese gran barco ahuyenta y lastima a todos mis amigos.
III
Todo parece estar acabado de nuevo, y mi sueño es inalcanzable. Pero, aun si mi sueño es inalcanzable, puedo ayudar a todos mis amigos del océano a cumplir el suyo. No tengo la fuerza suficiente, así que necesito la ayuda de Lilith. No hay mucho tiempo para planear, así que solo daré indicaciones rápidas.
Cada vez se acercan más, debemos frenarlos, debemos ir a ellos. Nos dirigimos de frente y todos mis amigos bioluminiscentes nos impulsan. Lilith cambia de lugar con un tiburón ballena, pero parece no ser suficiente. Entonces tomo valor y trato de cambiar de lugar con algo que realmente ayude a asustarlos.
El pez linterna puede medir veintiséis centímetros, o al menos eso dicen. La verdad es que en el fondo del océano hay tantas criaturas que nos falta conocer, incluso dentro de las especies que ya hemos estudiado. Es bueno saber que no estoy equivocado, de lo contrario el pez linterna con el que he cambiado de lugar por unos segundos los ha asustado lo suficiente. Nada más y nada menos que un pez linterna de doce metros que apareció en el agua. Este animal, de apariencia no muy agradable produce su luz gracias a algo llamado simbiosis, que es la relación de ayuda mutua que sostiene con las bacterias amigas que viven en su piel. Ellas emiten la luz que le ayuda a atraer a sus presas y a cambio reciben protección y alimento, los peces linterna suelen ser de tonos rojizos o marrones, además de que cuentan con una inmensa cantidad de espinas muy estrechas.
La plática de horas que tuve con mi amigo el pez linterna me hizo perder la noción del tiempo, pues en realidad solo habían pasado unos cinco segundos y yo ya estaba de nuevo en el bote. Logramos asustarlos, o al menos eso parece, por ahora. Me siento culpable, y es en este momento de distracción que Dereck aparece en su moto acuática y sube al bote para tratar de llevarme con él.
Jack, mi mejor amigo. Mi mejor amigo. Jack brincó para salvarme, mientras me decía que cumpliera mi sueño de vivir libre. Dereck tomó a Jack y lo lanzó al mar. Mi ira se desbordó, pensé que lo había lastimado. Volví a cambiar de lugar con el gran pez linterna, entonces Dereck brincó a su moto acuática y huyó, dejando ver lo cobarde que en realidad es.
Todo este desastre ha sido culpa mía. Si desaparezco, si desaparecemos Lilith y yo, nunca dejarán de buscarnos. Tal vez debemos entregarnos para no traer más conflicto a estas aguas que ya bastante han sufrido con el pasar de los años.
He optado por despedirme de todos mis amigos, pues no podré vivir con ellos aquí, no dejarán de buscarme hasta saber que estoy encerrado. “Entonces tendrás que ser parte de ellos”, dice Lilith. Aunque sus palabras me asustan en un principio, pronto me relaja al decir tan calmada “confía en mí”.
Bajamos a las aguas bioluminiscentes. Estas bellas playas, en su mayoría, logran producir sus luces gracias a organismos marinos que cuentan con la proteína de luciferina, pero en este momento puedo sentir algo más también. Estos lugares son mágicos, la naturaleza lo es. Confío en ella, confío en la naturaleza, en mis amigos del océano. “Ya no eres débil. Nunca lo fuiste”, me dice Jack con el cariño que siempre ha demostrado mi mejor amigo.
El agua comenzó a brillar intensamente, y todos mis amigos bioluminiscentes también. Un gran destello explotó en el agua, y para cuando me di cuenta estaba sumergido junto a Jack. Hablamos durante horas mientras yo daba mi último suspiro y él su último adiós. Cuando llegó el momento, me dijo “Sé fuerte, sé libre. No dejes de brillar”.
Cuando aprendí a quererme como soy, entonces pude cambiar. La luz del océano me concedió la libertad que deseaba, transformándome en un calamar luciérnaga como Jack para poder nadar siempre con él y mis demás amigos.
Lilith regresó a la institución para asegurarse de cuidar a los demás chicos especiales como nosotros. Ella y yo todavía hablamos cuando cambiamos de lugar, en esas horas encerradas en segundos.
Me dieron por perdido y con el tiempo dejaron de buscarme. Mis amigos y yo éramos libres, nadando y brillando en busca de más aguas bioluminiscentes, gracias al cariño de mis amigos, mi mejor amigo, y a la luz del océano.
Autoras:
Patricia Ortega Andrea Márquez Georgina Pérez Valen Román
Revisión: Eréndira Patricia Canales Gómez.
Edición:Eréndira Patricia Canales Gómez y Abril Bautista López.
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